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Respeta tu red Social. EL PAIS.

Publican en EL PAIS un interesantísimo reportaje que pegamos aquí por su interés. El título, «respeta tu red social» ya lo dice todo.

Una red social no es cosa de niños. Igual lo parecía antes, cuando los estados «aIiI mI tEtE, tqm (L) temosss k reptir yaaaaaa o_O» eran la principal función del Tuenti, las fotos de juergas eran todo lo que se sacaba de Facebook y los crípticos «Debatiendo los resultados del último #convencionredessociales con @Jordiesky en #cafecirco» eran la razón de ser de Twitter. Pero ya no. Tuenti es una empresa por la que Telefónica ha pagado 70 millones de euros. Facebook va camino de los Oscar gracias al filme La red social, de David Fincher. Twitter es el canal favorito de los políticos. Las redes sociales se han hecho respetar.

Nosotros no hemos tocado nada. Según datos de IAB Spain, el 51% de los internautas ya tenía una cuenta en 2009. Hoy, la cifra araña el 70%. Si acaso, «lo más reseñable es que quienes no pertenecen a una red social antes se refugiaran en la protección de su intimidad para justificar su decisión en las encuestas y ahora digan que es porque no les atrae. La intimidad ya no cuenta», explica Gonzalo Irzubieta, autor de la encuesta.

Lo que ha pasado es que las redes sociales han empezado a mover dinero. Algo que siempre da respeto. «Se han convertido este año en un soporte de comunicación de facto», cuenta Alberto Knapp, consejero delegado del observatorio de redes sociales The Cocktail. «Y todas ellas han empezado a ser explotadas de una forma profesional». Hacerse cool poniendo tu marca en Facebook no era tan habitual en 2009, pero en abril de 2010 ya había más de tres millones de páginas de empresas en Facebook. Los encargados de este tipo de tarea, los community managers, se han hecho tan cabales como los panaderos. Su principal asociación, AERCO, ha pasado de 200 miembros entre 2008 y 2009 a tener 1.000 en 2010. «Ha sido el año en el que las marcas han dejado de usar becarios para contar con profesionales», sentencia su presidente, José Antonio Gallego.

Si una red social es en la actualidad una herramienta, lo necesario ahora es aprender a usarla. «2010 ha sido la presentación de las redes sociales en el mundo de los negocios. Mis clientes todavía están preocupados por el número de fans, cuando lo importante no es tener 100.000 fans al azar, sino 100 de los que 75 vayan a ser clientes», asevera Chris Hughes, uno de los primeros community managers, desde Florida. Para eso ya están las empresas que viven de crear productos exclusivos para las redes sociales: la desarrolladora de videojuegos Zynga, por ejemplo, responsable de FarmVille (265 millones de usuarios, más de la mitad del censo de Facebook), recibió en 2010 una inyección de 300 millones de dólares en su exitoso negocio. Groupon, una web que ofrece grandes descuentos si tus amigos compran contigo, abrió su filial española en diciembre de 2009 con tanto éxito que hoy ya cuenta con 140 empleados.

El éxito, claro, llama a la competencia. En el inicio de 2010 estalló el fenómeno Chatroulette, una red social basada en encuentros aleatorios entre usuarios con webcam creada por un estudiante ruso de 17 años, Andrey Ternovskiy. En ella, según RJ Metrics, el 89% de los usuarios eran hombres y tenías una posibilidad entre ocho de encontrarte a uno de ellos desnudo. Se anunció como la última panacea digital, pero el impacto se diluyó a los meses. Ahora le toca el turno a Tumblr, un Twitter multimedia, de boga entre el público gay. «Pero, claro, los gais son los primeros en hacerse con las grandes redes sociales como esta porque es la única alternativa a echar horas en el barrio gay de cada ciudad para conocer a alguien», justifica desde California el bloguero especializado Oscar Raymundo.

Así que al despedir 2010 brinda también con tu foto de perfil. Como dice Gary Stewart, profesor de Empresariales de la IE School: «¿Has visto el número de Time con Mark Zuckerberg en la portada? ¿Has visto La red social? Este no ha sido un año para las redes sociales. Este ha sido el año de las redes sociales».