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La productividad en una regla: 52/17

¿Puede existir una regla que gestione y regule la cantidad exacta de tiempo que deberías trabajar cada día? Lo cierto es que sí.

Una empresa especializada en marketing en redes sociales decidió llevar a cabo un estudio rastreando la actividad de los trabajadores para medir la productividad.

Desde el Grupo Draugiem, decidieron utilizar DeskTime, un software que «captura» lo que realiza el empleado y, así, puede medir la productividad.

Entonces, comenzaron a medir el día a día de sus mejores empleados. Conociendo los hábitos de los empleados más productivos, esos que marcan la diferencia, descubrieron que el 10% de los empleados con mayor nivel de productividad se tomaban descansos regulares.

Además, esos empleados no eran los que trabajaban más horas. Ni siquiera realizaban las 8 horas al día completas. De hecho, seguían un patrón: cada 52 minutos de trabajo, realizaban una pausa de 17.

Un concepto que no es exactamente nuevo. Ya habíamos escuchado en varias ocasiones el Principio del Pomodoro.

Esta técnica, ha sido una de las más utilizadas entre los profesionales que quieren aumentar su productividad.

Se trata de un proceso muy simple que ofrece grandes resultados. En el caso de Pomodoro, el planteamiento es 25 minutos de trabajo y 5 de descanso. Aunque existen diferentes variantes de la técnica.

Trabajar a intervalos cortos de tiempo pero intensos y tomar pequeños descansos, es la formula que aplican quienes son más productivos.

Así que gracias a este experimento de Draugiem, podemos empezar a aplicar la Regla 52/17. Lo importante de esta regla, y de cualquier otra que quieras seguir en tu día a día, es adaptarla de forma razonable y que no se trate de un principio inquebrantable.

Nuestro cerebro no está pensado para esa sobrecarga de horas de trabajo. Se fatiga, nos aburrimos y, al final, la productividad cae.

La clave está en ser flexible y, sobre todo, en aprovechar los minutos que hemos planteado de trabajo, ya sean 52 o 25, al máximo. Intentar mantener la concentración durante estos momentos. Si no, llegará la procastinación a nuestras vidas y, de ahí, es muy difícil salir.